Cooperación internacional y cooperativismo: las campesinas afro-descendientes siguen en la lucha.

Mariarosaria Lima

Llevo 5 meses desarrollando mis competencias y aprendiendo siempre más gracias a mi despliegue en comunicación con Alianza– ActionAid Colombia.

Trabajar en comunicación es muy lindo: tienes la oportunidad de conocer y entender el contexto gracias a las visitas a las comunidades de cada uno de los proyectos;  a nivel humano cada día es una enseñanza y siempre hay algo positivo que te recuerda porque decidiste seguir en este “proceso”.

En el Departamento del Cauca, donde estoy desarrollando mi despliegue, participamos en diferentes proyectos. Uno de estos está financiado por la Junta de Andalucía, ejecutado en cooperación con la organización local socia, Asom – Asociación de las Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca. Conjuntamente, nos encargamos de monitorear y dar seguimiento a las parcelas comunitarias de las socias de ASOM, participantes activas del proyecto. Asimismo, apoyamos en temas organizativos de gestión a las juntas de acción comunal del municipio Buenos Aires. También trabajamos en el fortalecimiento de los consejos comunitarios que forman parte del proyecto, buscando de esta forma empoderar a la organización socia en su territorio

Diálogo y acuerdo como solución a los conflictos

Durante las visitas del área de medios de vida que realizamos casi semanalmente he tenido el placer de asistir a un debate de concertación, y es aquí, en estos espacios donde se aprende que en las comunidades colectivas del norte del Cauca todo se soluciona desde el diálogo y los acuerdos.

En nuestra última visita, el debate o dialogo se centró en la definición de acciones de  la última fase de este proyecto.

La capacidad de liderazgo y de toma de decisión que tienen las mujeres socias de  ASOM es admirable. Cada una de las mujeres ejerce su aprendizaje en su día a día. Aprendizaje generado a partir de la participación democrática en sus proyectos. Sería muy largo contar cada una de las vivencias, pero es importante compartir el aire de lucha y de reivindicación de derechos que sentí en un determinado momento, en una de las tantas visitas de medios de vida que he acompañado, y que me ha permitido admirar la lucha de las mujeres socias de ASOM.

Me dio mucha alegría escuchar como las mujeres afro, campesinas del Municipio de Buenos Aires (Cauca), trasmitían su respeto, y todos los valores, hacia el trabajo en el sector de la agricultura. Llamaba mucho más mi atención la manera en la que- a pesar de lo difícil que es trabajar en el campo, con la tierra, bajo condiciones inseguras y de escasos ingresos económicos, en un contexto de incertidumbres aún más grandes debido al cambio climático – las mujeres en sus parcelas escuchaban las trasmisiones. ¡Esto es empoderamiento!

Me atrevo a decir que vivimos en tiempos en los cuales no se da mucho valor al trabajo de las personas campesinas, indígenas, afro,  en muchos contextos se suele ofenderlas, humillarlas, a veces aislarlas y en muchos países todavía matarlas, por defender la tierra, su tierra. Aquí también pasa, y a pesar de que no siempre se hable de esto, que los gobiernos casi olvidan (mejor dicho ignoran) esta realidad, es necesario recordar la importancia y los valores del trabajo en las fincas de café, frutales y de productos agrícolas legales. Es algo que creo se debería seguir manteniendo en nuestros ideales.

La mejora y unión en el trabajo por bandera

Estaban allá, dialogando sobre el proyecto y algunos de sus niños, que regresaban de la escuela, se habían parado a jugar con algunas plantas. Y me quedé, con gran admiración e interés, escuchando toda la pasión que ponían en hablar. Atendiendo a cómo mejorar la organización del trabajo en las parcelas comunitarias que por cierto hacen juntas, en minga, como se le dice aquí. Es decir, cooperando, trabajando en grupos en las diferentes fincas para reducir costos de producción, compartiendo conocimientos y buenas practicas, permitiendo mejorar la integración en la comunidad. Se apoyan, dan consejos y comparten experiencias. Pero,  el grupo también sirve como mecanismo de protección. Demuestran todo lo que siempre me ha llamado la atención de este país, y de Latinoamérica en general: la capacidad de cooperar y de organizarse para mejorar, siempre.

“Siguiendo en la lucha, pariendo esperanzas y también pariendo vidas, bajo la libertad que debe de tener todas las personas ciudadanas y campesinas”, así como dijo una de las socias.

Gracias a este proyecto tengo también la suerte de ver realmente en la práctica lo que significa ser “participante”. En muchos lugares se suele llamar a las personas como “beneficiarias” de los proyectos, y la verdad no me gusta mucho. Es como si quitáramos a las personas su capacidad de autodeterminación y, considerando el poder que la población campesina debería reconocerse, pensarlas y verlas como participantes activas me parece más justo.

 

 

 

 

 

 

 

 

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